El tiempo

El inexorable, implacable, indolente, pero a la vez compasivo, indulgente y terapéutico.
El que hiere, quema y lacera, y al mismo tiempo cura, cicatriza y restaura.
Ese que vuela cuando los amantes se tienen frente a frente, y se hace eterno cuando se separan.

La magnitud etérea que se llevó todo: mis días, mis anhelos, mis sentimientos.
Quise atraparlo entre mis manos impetuosas, mas se me escurrió entre los dedos.
Intenté ahogarlo en el mar de mis lágrimas ansiosas, pero se fundió con la sal de mi duelo.

Entonces, probé congelarlo en un glaciar gigantesco de recuerdos, olvidando que todo lo vivido había sido grabado con fuego.
Así es como el tiempo ardió haciendo ebullir mis sueños, que se evaporaron en una nube de desasosiego.
Se fue flotando en el cielo eterno hasta perderlo de vista, y ahora después de todo, me alegro.