Rutina

Leo una novela interminable,
no son muchas páginas,
pero no avanzo…
me pierdo entre hojas vacías
que no conducen a lugar alguno.
Vuelve a ser una rutina la mañana,
al mediodía camino
bajo esos árboles
que dejan caer flores color rosa.
Otros pies apresurados
convirtieron el camino
en una galería marchita y húmeda
que da el toque pictórico
al paisaje urbano.
Trato de no pisarlas, pero es difícil,
están muy unidas y aún continúan cayendo,
pareciera que por cada flor que sucumbe
nacen dos o tres dispuestas a caer mañana
para mostrarme el mismo espectáculo.
Desciende  el astro,
y como plato gigante se hunde en el mar.
El muro del litoral despierta
a la nocturnidad animada de mi ciudad.
Las luces alumbran otra espera,
otro beso y luego desaparecen
cuando la ventana del ocaso cierra.
No he podido leer la novela esta noche,
creo que sus personajes están tristes
y han abandonado sus casas, sus selvas,
salieron dejando letras dormidas
que se pierden en mi ilusión
mientras vuelvo a soñar…despierta.

Meyboll